POR MARIO ROSALDO
Este documento nuestro fue originalmente publicado completo en el sitio Crítica y Arquitectura en octubre del 2005. Es el bosquejo de una inquietud que halla desde luego eco en muchos arquitectos jóvenes y viejos, no se diga en los estudiantes de la carrera de arquitectura, de quienes hemos recibido algunos comentarios espontáneos y amigables.
ACTUALIZACIÓN: 30 DE ENERO DE 2014
¿HACIA UNA ARQUITECTURA CRÍTICA?
Mario Rosaldo
Fragmento
Durante este último tercio del siglo XX y los años que van del siglo XXI, se ha estudiado con cierto interés general por parte de los arquitectos, los historiadores, los filósofos, y los literatos, el desarrollo de la crítica arquitectónica elaborada por los propios arquitectos, quienes desde fines del siglo XIX —al inicio del movimiento moderno— han tomado la palestra para decir sus ideas y hasta plantear sus propias visiones respecto a la arquitectura, la cultura, y la sociedad. Sin embargo, la novedad no ha sido este hecho en sí mismo, el que los arquitectos participen activamente en la elaboración de la teoría y la crítica arquitectónica, pues en siglos anteriores ya habían escrito tratados, teorías y críticas que la historia del arte y de la arquitectura ha podido valorar prolijamente y sobre los que, además, ha constituido su crítica. Lo nuevo ha sido, más bien, la asociación que los arquitectos modernos han hecho de la teoría arquitectónica con la crítica política, y el papel protagónico que se han atribuido en el proceso de revolución social. Ciertamente las contribuciones del criticismo kantiano, las corrientes políticas revolucionarias, burguesas o socialistas, y el proceso de institucionalización de la ciencia fueron decisivos para que la crítica arquitectónica moderna llegara a plantearse el problema de la crisis social y la transformación revolucionaria, ya como un sincero compromiso ético, ya como una complicada disquisición estética, o para ufanamente enarbolar la arquitectura como símbolo del ansiado cambio. No obstante este clima revolucionario de los siglos XVII y XVIII, y de la primera mitad del siglo XIX[1], los textos de verdadera crítica social no aparecen entre los arquitectos modernos, sino hasta William Morris[2] y Adolf Loos, e incluso, más tarde, Hannes Meyer[3]. Es sólo a partir de ellos, y de la formación de las vanguardias, que esta preocupación por la superación de la crisis social queda finalmente integrada al debate arquitectónico como tema cardinal.