sábado, julio 01, 2017

Jesús T. Acevedo: Apariencias arquitectónicas (Prólogo)

POR MARIO ROSALDO





En este estudio crítico de la conferencia Apariencias arquitectónicas (1907), hemos intentado ir de los prejuicios al verdadero sentido de lo que Acevedo expone ahí; por eso es evidente nuestro esfuerzo por establecer a cabalidad si, como declara el disertante, su punto de referencia es el mundo real o si, a pesar de su convicción, es el mundo de las ideas. Ocurre que, cuando habla de un espíritu humano, que se expresa constantemente en las edades históricas del arte, parece aludir a una esencia que es permanente al mismo tiempo que cambiante; o que, cuando, a través de un premeditado lirismo, expone su realismo, que en Acevedo es el examen de la historia del arte y la observación atenta y desprejuiciada de los vestigios artísticos, parece contradecirse al hablar del alma del pueblo, esto es, de algo que no se puede ver ni medir directamente. Estos bosquejos suyos nos dejan pensando si Acevedo va de la unión orgánica de la forma y el contenido a la unión histórica de la materia y el espíritu, sin paso intermedio alguno, o si sólo se vale del contraste para comunicar mejor sus ideas. Ello equivale a preguntarnos si Acevedo resuelve de algún modo tales contradicciones, si únicamente quedan esbozadas en su conferencia, si son un obstáculo que hay que salvar metódica o dialécticamente antes de alcanzar el meollo del asunto, o si, en lugar de formular estos planteamientos teóricos, sólo debemos entenderlas de manera práctica como contraposiciones filosóficas (abstracciones o elucubraciones) ajenas a la organicidad de la realidad, ajenas a los hechos corroborables, justo como hace él.