sábado, julio 29, 2006

Proyecto y método en arquitectura (Séptima parte)

POR MARIO ROSALDO
ACTUALIZACIÓN 13 DE JUNIO DE 2013




Al decir que la «acción operativa» de Gropius es del tipo «que sigue al racionalismo en general», De Fusco se ve ante el problema de la definición de lo que es, o puede ser, el racionalismo.

Su discurso toma dos caminos. Por un lado, y como ya hemos visto en su explicación del asunto de la práctica política partidista y la politización de la teoría de Gropius, De Fusco asocia el racionalismo con «una praxis», es decir, con una actitud ética y política (teórica y práctica) propia de un intelectual comprometido. Por eso, al mismo tiempo, evita reducir el racionalismo a la pura práctica económica, a la pura racionalización u optimización de los esfuerzos y el aprovechamiento de los materiales. Conque, sólo a regañadientes acepta que el racionalismo pueda ser considerado como «una opción… de comportamiento práctico»[1]. Por el otro lado, De Fusco asocia el racionalismo con la ideología en cuanto concepción del mundo, en este caso proveniente de la arquitectura.