martes, marzo 04, 2008

Arte, ciencia y simulación

POR MARIO ROSALDO



La insistencia de la crítica de arquitectura de tendencia cientificista en exponer sus ideas a través de una terminología que se asemeje formalmente al lenguaje científico, no es nada nuevo. Obedece en general a la idea equivocada de que las nuevas palabras o las redefiniciones abstractas pueden cambiar la realidad. Sin embargo, la historia de la ciencia nos demuestra que los cambios en sus conceptos y teorías no se dieron por anticipado, no fueron consecuencia directa de la invención de neologismos, sino que fueron resultado de un largo y lento proceso de experimentación y razonamiento. Sólo en la medida que la ciencia se fue estableciendo se pudo ir depurando el lenguaje común hasta convertirlo en un lenguaje propiamente científico. No sucedió a la inversa. La discusión que existe hoy día respecto al uso apropiado de los conceptos científicos como conjetura, teoría y método científico, o sobre las interpretaciones que se deben hacer de ellos, pertenece más bien al campo de la filosofía de la ciencia. Y es que a menudo se nos olvida que la ciencia como concepto histórico y filosófico difiere mucho de la ciencia como realidad. Una cosa es lo que podemos esperar o desear de la ciencia, y otra muy distinta lo que la ciencia es en su práctica.