El trabajo es real, la Red es ilusoria

POR MARIO ROSALDO

No nos molesta que se tomen ideas de nuestros artículos, porque seguimos creyendo que éstas nos pertenecen socialmente a todos. Sin embargo, no es lo mismo desarrollar las ideas hasta alcanzar un nuevo estándar —ofreciendo con ello nuevas posibilidades de reflexión o nuevos puntos de partida— que simplemente parafrasearlas en un documento académico, con el que se espera aumentar un curriculum, para hacerlas pasar por propias. Ahí por lo menos debe indicarse que existe un autor y un escrito del cual fueron tomadas.

En efecto, no sólo los estudiantes entran a nuestro sitio para tomar ideas de uno u otro artículo, sino también los maestros universitarios. Ignoramos en qué han empleado nuestras ideas esos estudiantes, acaso en trabajos escolares, acaso en alguna tesis. En cambio los maestros universitarios han publicado sus documentos académicos; en algunos de ellos hemos sido citados, en otros no; digamos que en estos casos se les ha «olvidado». Cuando se ha podido, hemos solicitado incluir los datos de la fuente. Pero, esa es una tarea para la cual no tenemos tiempo suficiente, preferimos concentrarnos en nuestra investigación. Es verdad que este es un asunto ético y que como tal corresponde a la calidad de la persona o personas que se ven involucradas en una práctica semejante. Pero no se le puede pedir peras al olmo. 

Por otro lado, seguramente hemos pecado de ingenuos al creer que la Red era un medio de comunicación idóneo para compartir nuestro trabajo de investigación sin fines de lucro, pues es evidente que todo lo que se publica en ella es aprovechado por una enorme variedad de sitios que sólo buscan la ganancia, por mínima que ésta parezca. La Red prueba una vez más que, efectivamente, nadie sabe para quién trabaja. Trataremos de escribir más adelante un artículo sobre estos penosos asuntos que revelan el uso viciado de la Red por parte de quienes no tienen escrúpulos y creen que en la vida hay que robar, estafar o mentir para tener éxito.