miércoles, octubre 28, 2009

Antecedentes del debate crítico contemporáneo: orígenes del irracionalismo 5

POR MARIO ROSALDO
ACTUALIZACIÓN: 13 DE DICIEMBRE DE 2013




2. LA DESTRUCCIÓN DE LA RAZÓN
(Continuación)


Lukács[1] continua su comentario y nos da la prueba de su equívoca interpretación:

«Esta nítida y tajante división trae como consecuencia, ante todo, el que Schelling, en estricta contraposición con su período de juventud, no conciba ya lo absoluto, el objeto de la intuición intelectual, como el cosmos de las cosas en sí, aunque también éste fuese considerado por él, entonces, como el mundo platónico de las ideas, sino como algo que sólo podía captarse de un modo inmediato, como algo puramente simple. De aquí que rechace, para este mundo, toda posibilidad de explicación o descripción, y diga: “solo lo complejo es susceptible de ser conocido por medio de la descripción; lo simple, en cambio, tiene que ser intuido”. Y, en otro lugar, niega también a este conocimiento la conexión de lo general con lo particular, es decir, precisamente la posibilidad del problema para cuya solución se había descubierto en su día, como hemos visto, la intuición intelectual. He aquí lo que ahora dice acerca de esto: “El Universo absoluto en su totalidad, con todas las gradaciones de los seres, se reduce a la unidad absoluta de Dios y, por tanto, en aquél no existe nada verdaderamente particular.” De este modo, el conocimiento del mundo, que originariamente tenía un carácter filosófico-natural, va deslizándose ahora hacia un conocimiento de Dios puramente místico»[2].

Lo que discute Lukács es que el idealismo de Schelling no lo lleve al racionalismo ni a la lógica dialéctica de Hegel, sino a la vía mística. Pero el equívoco, que repite Lukács influido por la interpretación de Hegel, la carta de Marx a Feuerbach y el panfleto de Engels, es creer que al escribir sobre filosofía de la naturaleza el joven Schelling se interesaba de algún modo en el objeto empírico, en su objetividad. El estudio atento de las obras juveniles de 1795 a 1800 demuestra que no solamente había esa tendencia a lo «irracional» o a lo «místico», como admite Lukács, suscribiendo las dudas de Marx y Engels respecto al pensamiento juvenil schellingiano, sino que además esa era la tendencia central: Schelling no acepta la vía conciliatoria de Kant, pues cierra el paso a la especulación metafísica y en especial a la vía mística, que hasta el Renacimiento había sido esa «tercera vía» entre las corrientes racionalistas y empiristas. Schelling expresa por carta a Hegel que su intención, al buscar un principio superior que concilie los opuestos, es volver al punto anterior a la filosofía kantiana. Será durante el desarrollo de su pensamiento que equiparará su idealismo trascendental con la ciencia de la naturaleza. Pero su filosofía de la naturaleza no será una filosofía de dicha ciencia. Por el contrario, se propondrá explicar el por qué la filosofía no puede partir del objeto, que es incapaz de engendrar un Yo, pero tampoco solamente del Yo empírico. A la par que trata de probar que todo descubrimiento científico surge de la conciencia y que ésta es, en su forma superior, el único principio que concilia los opuestos, Schelling busca las pruebas de la existencia de la intuición intelectual en el arte y, más tarde, en la religión y los mitos, a los que ve como productos derivados de esa aspiración del Yo finito a volver a su origen, al Yo absoluto y eterno.



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NOTAS:


[1] Lukács, Georg; El asalto a la razón - La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler; Ediciones Grijalbo, Barcelona, 1976.

[2] Ibíd., p. 129.

1 comentario:

  1. Interesantes teorías y reflexiones aunque demasiadas complejas para considerarse simples.

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